Swarovski ha hecho posible un mundo más brillante gracias a un portafolio de artículos variados en los que prima una calidad, factura y creatividad inigualables. Fundada en 1895 en Austria, la empresa diseña, fabrica y vende cristal de la más alta calidad, gemas genuinas, diamantes exclusivos de la marca y zirconio que están presentes en joyas y accesorios, además de toda una gama de soluciones de diseño de interior y de iluminación. El negocio de cristales Swarovski, que celebra este año su 125º aniversario y está gestionado por la quinta generación de la saga familiar, tiene una proyección mundial. Cuenta aproximadamente con 3.000 tiendas repartidas por 170 países, más de 28.500 empleados y unos ingresos de alrededor de 2.700 millones de euros en 2019.

Junto con sus filiales —-Swarovski Optik (dispositivos ópticos) y Tyrolit (abrasivos)—, el negocio de cristales Swarovski conforma el Grupo Swarovski. En 2019, el grupo empresarial generó ingresos en torno a los 3.500 millones de euros y dio empleo a más de 33.980 personas.

La relación responsable con las personas y con el planeta ha sido una constante del patrimonio de Swarovski desde su fundación, una relación que ahora está integrada en el programa de sostenibilidad de la empresa. Además, el programa de educación global Swarovski Waterschool ha llegado ya a 500.000 niños que han podido disfrutarlo en los mayores ríos del mundo.

La Fundación Swarovski, constituida en 2013 para honrar el espíritu filantrópico del fundador de la empresa, Daniel Swarovski, trabaja para apoyar la cultura y la creatividad, promover la capacitación de los ciudadanos y conservar los recursos naturales para lograr un impacto social positivo.